Fraude digital: ¿Por qué los adultos mayores son un blanco fácil para los ciberdelincuentes?

En la era digital, cada vez más aspectos de nuestra vida se encuentran conectados a internet: desde la gestión de nuestras cuentas bancarias hasta el pago de servicios y compras en línea. Sin embargo, esta conectividad también abre puertas a los ciberdelincuentes, y un sector particularmente vulnerable es el de los adultos mayores.

De acuerdo con un informe reciente de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) de la Ciudad de México, los adultos mayores son víctimas frecuentes de fraudes digitales debido a su falta de familiaridad con la tecnología. A través de métodos como el phishing, el fraude técnico y el secuestro de cuentas, los delincuentes logran acceder a información personal y financiera, generando pérdidas económicas significativas y afectando la seguridad de sus datos.

Los fraudes digitales más comunes contra adultos mayores

1. Phishing (Suplantación de Identidad): Este es uno de los métodos más utilizados por los ciberdelincuentes. A través de correos electrónicos, mensajes o llamadas que aparentan ser de instituciones legítimas, los estafadores solicitan información sensible como números de cuenta, contraseñas o datos personales.
2. Fraude Técnico o Soporte Falso: En este esquema, los delincuentes se hacen pasar por representantes de soporte técnico de empresas tecnológicas. Mediante una llamada o un mensaje, aseguran que el dispositivo de la víctima tiene un problema grave y le piden instalar un software para "solucionarlo". Lo que realmente hacen es tomar el control del equipo para robar información o manipular cuentas bancarias.
3. Secuestro de Cuentas: Este delito consiste en acceder de manera ilegal a cuentas de correo electrónico, redes sociales o servicios financieros. Una vez dentro, los delincuentes pueden cambiar contraseñas, realizar transferencias fraudulentas o incluso solicitar dinero a contactos de la víctima.
4. Estafas de Lotería o Premios Falsos: A través de mensajes de texto o correos electrónicos, los estafadores informan a los adultos mayores que han ganado un sorteo, un premio o una herencia. Para "reclamar" el premio, piden el pago de impuestos o trámites legales, una señal clara de que se trata de una estafa.

Cifras Alarmantes

Según datos de la SSC, los fraudes digitales representan el 40% de los delitos cibernéticos reportados por adultos mayores. Le siguen los ataques de fuerza bruta con un 26% y la extorsión cibernética con un 25%. Estas cifras revelan una preocupante vulnerabilidad en este sector de la población, que muchas veces no cuenta con el conocimiento necesario para identificar estas amenazas.

Además, se ha identificado que los canales más utilizados para llevar a cabo estos fraudes son las aplicaciones de mensajería instantánea (35%), llamadas telefónicas (26%) y sitios web (16%). Estos medios resultan ser los más accesibles para los adultos mayores, lo que los convierte en objetivos fáciles para los ciberdelincuentes.

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Recomendaciones para Proteger a los Adultos Mayores

Para reducir los riesgos de fraude, la Policía Cibernética de la SSC recomienda a los adultos mayores seguir estas medidas de seguridad:

• No compartir información personal o financiera por teléfono, correo electrónico o mensajes de texto.
• Verificar siempre la autenticidad de los mensajes que solicitan datos personales.
• No hacer clic en enlaces de correos electrónicos sospechosos. Es mejor escribir la dirección directamente en el navegador.
• Usar contraseñas seguras que mezclen letras, números y símbolos.
• Mantener actualizados los programas de seguridad en computadoras y dispositivos móviles.
• Ante la duda, consultar con un familiar o alguien de confianza antes de realizar transacciones o compartir información.

La educación digital es clave para reducir la vulnerabilidad de los adultos mayores ante los fraudes en línea. Con un acompañamiento adecuado y un mayor conocimiento de los riesgos, es posible navegar de forma segura y evitar ser víctima de estos delitos.

La tecnología ha facilitado muchos aspectos de la vida, pero también ha abierto nuevas oportunidades para los delincuentes. Informar y proteger a nuestros adultos mayores es una responsabilidad compartida, y la primera línea de defensa es el conocimiento.

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