Desde el 1 de septiembre, China ha puesto en marcha una de las regulaciones más ambiciosas a nivel global en torno a la inteligencia artificial: todo contenido creado con IA en redes sociales debe estar claramente identificado.
Con esta medida, el país busca frenar el auge de la desinformación, limitar el uso de deepfakes y generar mayor confianza en el ecosistema digital. Así, China se convierte en pionera, adelantándose a Occidente, donde este tipo de normativas todavía están en debate.
El sistema contempla un doble nivel de marcaje:
Plataformas como WeChat, Douyin (TikTok en China) o Weibo ya han incorporado herramientas de detección automática. Si un usuario sube contenido generado con IA sin etiquetarlo, la red social lo marcará por su cuenta. Además, se habilitó un sistema de denuncias para que otros usuarios puedan reportar incumplimientos.
La iniciativa forma parte de la campaña oficial Qinglang, cuyo propósito es “limpiar” el entorno digital chino y reforzar la confianza en la información que circula en línea.
Entre los principales objetivos están:
Para el gobierno chino, el avance acelerado de la IA requiere un marco regulatorio que garantice orden y estabilidad en el espacio digital.
Aunque la normativa es vista como pionera, no está exenta de críticas:
A pesar de estos retos, la medida coloca a China en el centro del debate global sobre cómo manejar la revolución de la inteligencia artificial en internet.
Mientras la Unión Europea avanza con su Ley de IA y Estados Unidos discute posibles marcos regulatorios, China ya implementó reglas concretas con alcance masivo.
Este movimiento refuerza la posición del país como líder en regulación digital y podría convertirse en un modelo —o al menos en un punto de referencia— para otras naciones que buscan equilibrar innovación tecnológica con control de riesgos.
La decisión de China abre un nuevo capítulo en la relación entre inteligencia artificial y redes sociales. Al obligar a etiquetar todo contenido generado con IA, el país envía un mensaje claro: la transparencia será clave en la era digital.
Aunque persisten dudas sobre su implementación y sus efectos colaterales, esta regulación representa un adelanto significativo frente a Occidente, que aún debate cómo abordar los desafíos de la IA.
Si funciona, el etiquetado podría convertirse en un estándar global que transforme la manera en que interactuamos con los contenidos en internet.
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