En un movimiento que podría transformar la forma en que se comparte información financiera, UBS ha clonado digitalmente a más de 30 de sus analistas de renta variable, creando avatares realistas que presentan videos breves con análisis bursátiles. Estos avatares gesticulan, levantan las cejas y recitan guiones elaborados a partir de las notas de sus contrapartes humanas.
Aunque aún se perciben ciertos detalles artificiales, los videos han funcionado igual de bien con los clientes que los informes tradicionales, lo que abre la conversación sobre el papel de la inteligencia artificial en los sectores más conservadores y regulados como el financiero.
Si bien replicar rostros y voces humanas es reciente, el uso de inteligencia artificial en bancos de inversión no es nuevo. Entidades como Morgan Stanley ya utilizan asistentes que toman notas en reuniones, y Goldman Sachs implementa copilotos de IA para tareas de codificación y traducción.
Sin embargo, la norma ha sido mantener estos bots de puertas adentro. Mostrar al cliente una IA imperfecta podría afectar la reputación de firmas que se enorgullecen de ofrecer análisis de alto nivel.
Por eso, un principio clave sigue vigente: “humano en el bucle”. En UBS, los analistas supervisan cada guión y video antes de ser compartidos, asegurando calidad, precisión y cumplimiento regulatorio.
Aunque por ahora se busca mejorar la productividad y ayudar a analistas menos cómodos frente a cámara, es inevitable que más instituciones adopten soluciones abiertas de IA. Los modelos actuales ya pueden hacer el trabajo de un analista junior, y se espera que pronto puedan detectar patrones y analizar datos en tiempo real, algo que supera la capacidad humana.
Imagina avatares haciendo preguntas incisivas en conferencias trimestrales o actualizando precios objetivo al instante. Aunque aún lejano, ese escenario empieza a asomarse en el horizonte financiero.
Para un sector altamente regulado, donde cualquier error tiene consecuencias, la supervisión humana seguirá siendo esencial. Pero conforme la tecnología avance y las presiones de reducción de costos aumenten, la IA tendrá un papel cada vez más visible en las finanzas.
Por ahora, los deepfakes financieros son una herramienta para mejorar tiempos de entrega y experiencia al cliente, pero en el futuro podrían cambiar la dinámica completa de una industria acostumbrada a moverse bajo sus propias reglas.
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