¿Lo contratarías para un puesto en tu empresa? ¿Firmarías un contrato con esa persona?
Estas preguntas, aunque incómodas, reflejan una realidad urgente que el sector financiero mexicano enfrenta todos los días. En un entorno cada vez más digital, donde las decisiones de negocio dependen de validaciones instantáneas y procesos automatizados, el fraude digital se ha convertido en una amenaza que desafía las estructuras tradicionales de confianza. En México, este riesgo está lejos de ser hipotético: durante 2024, los casos de suplantación de identidad digital crecieron un 84%, de acuerdo con el estudio A Year in Fraud 2024 de Unico México.
¿Estamos realmente preparados para enfrentar esta nueva realidad? La respuesta depende de nuestra capacidad para adaptarnos, innovar y adoptar soluciones que fortalezcan la seguridad digital.
La suplantación de identidad y otras tácticas de fraude digital están debilitando la confianza y la rentabilidad del crédito en México. Según datos del Banco de México, la cartera vencida de créditos al consumo alcanzó los 46,343 millones de pesos en noviembre de 2024, lo que representa un aumento del 1.9% respecto al año anterior.
Aunque este incremento refleja en parte la presión económica sobre los consumidores, el fraude digital es un factor clave que no puede pasarse por alto. Otorgar crédito a quienes ya han defraudado no solo afecta los balances financieros, sino que compromete la confianza en todo el sistema.
Ya no se trata únicamente de datos robados o contraseñas filtradas. Hoy, las amenazas incluyen deepfakes, bots que simulan comportamiento humano y redes de atacantes que operan en múltiples instituciones simultáneamente. Algunos datos preocupantes del informe A Year in Fraud 2024 de Unico México son:
Todo esto ocurre en un momento donde el 63% de las cuentas bancarias en Latinoamérica ya se abren de forma digital, según Finnovista, lo que amplifica el potencial de daño y la urgencia de actuar.
El fraude digital no solo implica pérdidas económicas inmediatas. También impacta la relación con los usuarios, la operación de los equipos y la salud a largo plazo del negocio. En México:
Además, el 78% de los defraudadores identificados operan en múltiples instituciones, lo que confirma que los esquemas de protección aislados son insuficientes.
En un escenario como este, la pregunta ya no es si podemos permitirnos ser víctimas de fraude. La pregunta correcta es: ¿cómo garantizamos que quienes ya han defraudado no lo vuelvan a hacer? Este problema requiere un cambio de enfoque. Ya no basta con soluciones individuales ni con procesos de validación heredados. Es necesario construir una inteligencia colectiva: una red de instituciones que compartan señales de alerta y actúen coordinadamente para prevenir riesgos antes de que se materialicen.
Ante este desafío, Unico México impulsa una solución basada en colaboración interinstitucional: el Buró de Fraude Digital, la primera red en su tipo en el país. Se trata de una plataforma que permite a instituciones financieras, empresas tecnológicas y organizaciones de todos los tamaños:
El resultado: detección del 70% de los defraudadores reincidentes en México a través del Buró, según el informe A Year in Fraud 2024.
Más de 50 organizaciones ya integran esta red, procesando entre 1.5 y 2 millones de transacciones mensuales. Gracias al trabajo conjunto:
Una de las grandes lecciones que deja este panorama es que el fraude no distingue entre grandes bancos, startups fintech, empresas de retail o plataformas tecnológicas. La sofisticación de los ataques, sumada a la velocidad de las operaciones digitales, hace que cualquier institución pueda ser vulnerable. Por eso, el modelo del Buró plantea una nueva visión: protegerse juntos, actuar como red, aprender colectivamente. Solo así se pueden cerrar las brechas que los atacantes explotan cada día.
Combatir el fraude ya no es solo una cuestión de seguridad operativa; es una estrategia de negocio. En un mercado cada vez más competitivo, contar con mecanismos de validación sólidos y colaborativos también es una ventaja reputacional. Las instituciones que adoptan soluciones como el Buró de Fraude Digital están enviando un mensaje claro: están preparadas para proteger a sus usuarios y asumir un rol activo en la defensa del sistema financiero.
¿Le darías un crédito a alguien con antecedentes de fraude? Con las herramientas correctas, la respuesta puede ser un firme y sustentado “no”. Pero lograrlo no depende solo de tecnología, sino de compromiso, colaboración y visión preventiva. En un mundo donde los defraudadores evolucionan cada día, la única manera de estar un paso adelante es hacerlo juntos.
Para hacer frente a este desafío, Unico México ha creado el primer Buró de Fraude Digital en el país. Se trata de una herramienta pionera que no solo detecta y bloquea a los defraudadores reincidentes, sino que también fomenta una red de colaboración entre bancos, fintechs y empresas que aplican procesos KYC (Know Your Customer).
Como lo explica Fernando Paulin, CEO de Unico México:
“La respuesta a la pregunta ‘¿Le darías un crédito a alguien con antecedentes de fraude?’ debería ser un rotundo no. Sin embargo, garantizarlo requiere un esfuerzo conjunto. Con el Buró de Fraude Digital, las instituciones pueden compartir datos, detectar patrones y, sobre todo, evitar pérdidas significativas para el sistema.”
El modelo se basa en un enfoque colaborativo y tecnológico. Las instituciones que forman parte del Buró:
Este ecosistema protege la privacidad de los usuarios mientras permite anticipar los movimientos de los defraudadores más activos.
Actualmente, el Buró de Fraude Digital cuenta con más de 50 instituciones financieras afiliadas, que procesan entre 1.5 y 2 millones de transacciones mensuales. Gracias a esta red, se ha logrado detectar al 76% de los defraudadores reincidentes, generando:
Si bien muchas instituciones ya han adoptado soluciones tecnológicas para reducir el riesgo, el componente colaborativo es el que marca la diferencia. El Buró convierte cada intento de fraude detectado por una institución en una alerta útil para las demás. Este modelo:
Además de los beneficios financieros, formar parte del Buró es enviar un mensaje claro al mercado: las instituciones participantes están comprometidas con la transparencia, la seguridad y la confianza. En un mercado altamente competitivo y digitalizado, la confianza es uno de los activos más valiosos. Contar con mecanismos efectivos de prevención de fraude no solo protege el negocio, sino que también fortalece la relación con los usuarios.
Aunque el fraude digital seguirá evolucionando, ya no estamos indefensos. Herramientas como el Buró de Fraude Digital demuestran que es posible anticiparse al problema, y que la colaboración es el mejor escudo frente a amenazas complejas. La pregunta ya no es si podemos detectar a los defraudadores, sino si estamos dispuestos a actuar en conjunto para prevenirlos. Proteger el crédito, el empleo y las relaciones comerciales en un entorno digital es una tarea de todos.
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