La globalización y la reconfiguración de las cadenas de suministro están abriendo oportunidades inéditas para muchos países. Uno de los conceptos que ha ganado fuerza en los últimos años es el nearshoring, o la práctica de trasladar operaciones de producción o servicios más cerca del mercado principal.
Mientras la tensión geopolítica entre Estados Unidos y China sigue aumentando, México surge como un destino estratégico para empresas chinas, como un mercado propio dentro de Latinoamérica, con oportunidades para testar tecnologías y expandir su influencia en la región.
Por eso México emerge como uno de los principales puntos estratégicos globales.
El nearshoring consiste en trasladar operaciones de un país lejano a uno cercano, principalmente para reducir costos logísticos, optimizar tiempos de entrega y minimizar riesgos políticos o comerciales. En lugar de depender de cadenas de suministro que atraviesan continentes, las empresas buscan ubicaciones estratégicas más cercanas a sus clientes finales.
Para muchas empresas chinas, México podría funcionar como un puente: una ubicación estratégica que les permita mantener cercanía con un mercado que no han explorado antes a profundidad. Esto abriría la posibilidad de exportar talento, software y soluciones de IA desde México a otros países de latinoamérica, mientras fortalecen su presencia regional.
Veamos los elementos que hacen de México un objetivo atractivo:
México ofrece varias ventajas competitivas para empresas tecnológicas que consideran el nearshoring:
México se posiciona como un destino estratégico para el nearshoring. Su atractivo no se limita únicamente al sector de tecnología; abarca también una amplia gama de industrias, como la manufactura, gracias a sus ventajas en costos, tratados comerciales y talento calificado.
Para ilustrar esta estrategia, veamos casos reales y tendencias actuales:
Huawei: Ya opera en México en áreas de telecomunicaciones, infraestructuras de red y servicios en la nube. Ha colaborado con universidades mexicanas para formación en tecnologías digitales y ha participado en licitaciones de redes inteligentes.
Hisense: Esta empresa china de electrónica tiene fábricas en Baja California, donde manufactura productos como televisores para el mercado latinoamericano. Estas operaciones no solo sirven para abastecer México, sino para exportar tecnología adaptada regionalmente.
ICBC (Industrial and Commercial Bank of China): Bancos chinos como ICBC ya están presentes en México, facilitando crédito, financiamiento e inversiones bilaterales. Si bien su escala no ha alcanzado la visibilidad de sus operaciones en Asia, su presencia refleja el interés del sector financiero chino por estar en el país.
Proyectos de infraestructura y energía: En otras partes de Latinoamérica, China ha invertido fuertemente en infraestructura (hidroeléctricas, ferrovías, redes, energía renovable). En México, la atención ha ido hacia proyectos energéticos.
Estas dinámicas muestran que China ya no está experimentando; está consolidando una estrategia regional donde México es uno de los ejes.
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México podría convertirse en un hub de nearshoring. El país actuaría como centro de talento y desarrollo para soluciones siendo un espacio de innovación y pruebas para productos de alta complejidad antes de su despliegue global. México tiene la oportunidad de convertirse en un aliado estratégico clave, no solo para China, sino también para otras naciones.
Más allá del nearshoring, la apuesta de México podría dispararse a una posición de liderazgo en el desarrollo a nivel global.
El nearshoring y la expansión tecnológica abren una ventana única para México. Su ubicación geográfica, el talento disponible y los tratados comerciales existentes lo convierten en un puente natural para empresas chinas.
Sin embargo, aprovechar esta oportunidad requiere inversión en infraestructura, talento y regulación, así como una estrategia clara para consolidar la confianza de las empresas extranjeras. Si logra superar estos desafíos, México no solo podría beneficiarse económicamente, sino también posicionarse como un actor global en el desarrollo de inteligencia artificial y tecnología avanzada.
El futuro del nearshoring tecnológico está en juego, y México tiene la posibilidad de ser protagonista en una transformación que redefine cómo y dónde se desarrolla la innovación global.
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